La quinta reunión de la Comunidad Política Europea en Budapest se ha sacudido por la reciente victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos. La conmoción que ha causado esta noticia entre los líderes europeos es palpable. Muchos de ellos se preguntan: “¿Estamos preparados para lo que se avecina?” Y si, como dice el refrán, “a río revuelto, ganancia de pescadores”, la Europa unida enfrentará un nuevo escenario geopolítico en el que deberán navegar con astucia.
Un cambio inesperado en el tablero político
Recuerdo que, en 2016, estaba en una reunión familiar cuando se desató el escándalo de la elección de Trump. La mesa de dinner parecía más un campamento de pánico donde todos discutíamos cómo sería el mundo con un presidente populista en Estados Unidos. Ahora, en 2023, ese miedo vuelve a surgir. Al escuchar las reacciones de figuras como Viktor Orbán, el primer ministro húngaro, quien incluso celebró el triunfo de Trump mientras brindaba con vodka —porque, claro, estaba en Kirguistán—, no pude evitar pensar en que la política se asemeja a una obra de teatro: hay drama, comedia y, a veces, hasta un poco de slapstick.
Cuando Orbán se regocija en lugar de afligirse, uno no puede hacer más que preguntarse: ¿realmente hemos estado despiertos durante todo este tiempo o solo lo estamos ahora que el eco del populismo resuena nuevamente en nuestras calles?
Las preocupaciones sobre Ucrania y la influencia de Putin
Uno de los puntos más delicados en el encuentro fue, sin duda, el futuro de Ucrania. Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, dejó en claro que “hacer concesiones a Putin sería inaceptable para Ucrania y un suicidio para Europa”. Esta declaración, que resonó con fuerza en el auditorio, me hizo recordar esa sensación de estar en medio de una tormenta en alta mar: la incertidumbre es abrumadora, y todos en la sala se convierten en remeros, luchando por mantener el rumbo.
Zelenski expresó claramente que hay un “fuego” que no podemos apagar al ceder a las demandas de Putin. En su cabeza, está claro; es un juego de ajedrez donde cada movimiento cuenta, y la idea de sentarse a la mesa de negociaciones con Rusia, sin un contexto favorable para Ucrania, es impensable. “¿Qué debemos hacer, invitar al lobo a nuestra casa para un almuerzo?” A veces uno se siente como un personaje de una novela de suspense, esperando cada capítulo con la ansiedad de lo que podría suceder a continuación.
La estrategia de Macron: defensa ante el nuevo ambiente geopolítico
Y aquí es donde entra en escena Emmanuel Macron, quien asumió el papel de ‘míster’ en esta reunión. Su discurso fue similar al de un entrenador que intenta motivar a su equipo antes de un partido crucial. “Si decidimos seguir siendo herbívoros, los carnívoros ganarán”, dijo. A lo que me pregunto, ¿podremos realmente pasar de ser pacifistas a guerreros defensivos, y a qué costo?
Macron instó a sus colegas a no delegar la responsabilidad de la seguridad europea a Estados Unidos. En sus palabras, está el eco de una vieja historia: cómo Europa necesita hacerse valer, fortificarse y, quizás, transformarse de meros espectadores a jugadores activos en esta nueva arena política. Muchos europeos piensa que están en una especie de terapia de grupo, listos para compartir sus sentimientos sobre este nuevo capítulo, pero también, a la vez, listos para encontrar soluciones.
Teniendo en cuenta lo económico
La economía también parece estar en la mente de muchos, como lo sugiere Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. “El futuro de Europa está en nuestras manos”, afirmó, mientras que otros líderes coinciden en que la relación con Estados Unidos debe ser reevaluada. Sin embargo, al ver cómo las decisiones políticas en EE.UU. pueden influir en el mercado europeo, las emociones vuelven a salir a la superficie. ¿Deberíamos tener miedo de los aranceles como en 2016? La indignación crece, así como la ansiedad.
Y aquí está la pregunta del millón: ¿quién ganará realmente en esta revuelta geopolítica, y a qué precio? Las empresas y ciudadanos europeos ahora están gauchando de las transacciones en el comercio internacional, mientras que los líderes se preparan para lo peor.
Más responsables, pero con incertidumbre
Es curioso cómo, tras una reunión tensa, la mayoría de los líderes parecían más unidos que nunca en su mensaje: Europa debe ser responsable de su propia seguridad. Es como si todos estuvieran intentando convencer a un amigo para viajar por una carretera peligrosa, llenos de mensajes de “no te preocupes, estamos en esto juntos”. Pero lo que importa es si esos ‘juntos’ son para generar cambios significativos.
Así, la idea de que Europa no puede cambiar el mundo, como dijo el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis, sino cambiarse a sí misma, es probablemente lo más acertado que hemos escuchado en años. Esto puede sentirse como una ciencia ficción, pero suena como un plan viable. Entonces, ¿cómo empezamos a hacer esos cambios aquí y ahora?
La mirada hacia el futuro
A medida que observamos este nuevo desarrollo, la respuesta no está en asustarnos, sino en comenzar a dialogar, a encontrar un camino que implique seguridad y cooperación entre naciones. Recuerdo haber escuchado una frase que dice “la única constante es el cambio”. ¿Estamos listos para aceptar el cambio en este nuevo contexto global? ¿Podemos adaptarnos y crecer?
El optimismo de algunos líderes, como Edi Rama de Albania, quien sugirió que no habrá que entrar en pánico, es un recordatorio de que generalmente se dice que las crisis pueden presentar oportunidades si se manejan adecuadamente. Nostálgicamente, yo también creía que había que “mantener la calma y hacer yoga” para tener una mejor estrategia.
Conclusión: una Europa fuerte para un futuro incierto
Al final del día, este nuevo capítulo con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca nos enseña la importancia de la colaboración y la resistencia frente a la adversidad. Mientras que algunos líderes están tratando de poner su mejor cara en esta situación, todos deberían recordar que ser un “omnívoro” en el mundo político no significa ser agresivo, sino ser resolutivo.
Entonces, ¿qué podemos esperar de Europa en los próximos meses? Sin duda, es más que un momento decisivo; es el momento de forjar la propia historia. La seguridad y el futuro económico de Europa están, en efecto, en nuestras manos, y este diálogo es solo el comienzo.
A medida que nos enfrentamos a la incertidumbre de un mundo en constante cambio, es nuestra responsabilidad absorver las lecciones del pasado y transformar la tristeza y el miedo en acciones decisivas. Una Europa fuerte y unida es la mejor respuesta ante cualquier reto que se nos presente. ¿Estamos listos para tomar la pluma y escribir nuestra historia, o vamos a permitir que otros la escriban por nosotros? ¡La respuesta es nuestra!