La inminente elección del 5 de noviembre de 2024 en Estados Unidos tiene a América Latina aguanta la respiración. Tal como si se tratara de una final de fútbol, donde el corazón late más rápido que el ritmo habitual, la región mira de reojo los posibles resultados, sabiendo que cualquier giro en la política estadounidense puede provocar olas en sus aguas tranquilas. ¿Te imaginas que un ex-presidente, con una agenda tan polarizada como Donald Trump, volviera a dirigir el barco? ¡Agárrate, que este viaje promete ser turbulento!

La percepción de América Latina en Washington

La mayoría de nosotros sabemos que no siempre estamos en la primera fila de las preocupaciones globales. América Latina no es una prioridad para Washington, y eso no es un secreto. Gilberto Aranda Bustamante, profesor del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, lo deja claro: Washington tiene sus ojos puestos en otras regiones, como el Medio Oriente y el sudeste asiático. ¿No es un poco frustrante? En el único debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump, los únicos países latinoamericanos mencionados fueron México y Venezuela. ¡Hablemos de invisibilidad!

La sombra de China sobre el continente

Mientras América Latina se siente ignorada, China está aprovechando el momento. La poderosa nación asiática ha estado invirtiendo y aumentando su influencia en la región. ¡Es como ver a tu vecino construir una piscina gigante mientras tú apenas puedes arreglar el jardín! ¡Duele! El intercambio comercial entre América Latina y China ha crecido de nada a medio billón de dólares en solo 23 años. Impresionante, ¿verdad? Países como Brasil, Colombia y Chile están cada vez más vinculados a Beijing, lo que ha preocupado a los estrategas de Washington. A medida que China se convierte en el mayor socio comercial de varios países latinoamericanos, la pregunta es: ¿cómo reaccionaría un nuevo gobierno de Trump?

¿Una relación complicada con México?

Hablemos de México, el país que podría verse más afectado si Trump vuelve a la presidencia. Con el 80% de sus exportaciones dirigidas a EEUU, cualquier cambio de rumbo podría resultar catastrófico. La política de “nearshoring” implementada por la actual administración demócrata ha beneficiado enormemente al país azteca. Sin embargo, el proteccionismo de Trump podría volver a poner a México en la cuerda floja.

Imagínate que un día te despiertas y te das cuenta de que la empresa donde trabajabas cerró porque el nuevo jefe decidió mover todo de regreso a casa, justo cuando pensabas que habías logrado algo. Los analistas apuntan a que un Trump reelegido posiblemente aplicaría aranceles adicionales y buscaría renegociar el T-MEC, poniendo más presión sobre la economía mexicana. ¿Fueron tus predicciones acertadas o te has llevado una gran decepción?

La mano dura de Trump contra los carteles

Pero no solo las relaciones comerciales estarían en juego. Trump también ha expresado su deseo de tomar medidas más agresivas contra los carteles mexicanos. Propuso bombardear sus instalaciones para detener el flujo del fentanilo hacia EEUU, lo cual, si bien parece sacado de una película de acción, dejaría a muchos con más preguntas que respuestas. Y sí, debemos ser honestos, la idea de bombardear podría sonar muy ‘dramática’, o tal vez simplemente impráctica. ¿Se puede realmente resolver un problema tan complejo con explosivos y mano dura?

La migración en la mira

La migración también sería un tópico central en una administración Trump. Con un nuevo mandato, podría reactivar la controvertida ley «Permanecer en México», que obliga a los migrantes a permanecer en territorio mexicano mientras se resuelven sus solicitudes de asilo. Esto, sumado a la posibilidad de deportaciones masivas, traería consigo olas de incertidumbre en países como El Salvador, Honduras y Guatemala, donde muchas familias dependen de las remesas enviadas por sus seres queridos en EEUU. ¿Es realmente una solución o simplemente un problema que se empuja debajo de la alfombra?

El enigma de Nayib Bukele y su relación con Trump

En este complicado rompecabezas, Nayib Bukele de El Salvador se encuentra en una posición particularmente delicada. Aunque se presenta como un aliado de Trump, la historia ha demostrado que la lealtad no siempre es recíproca. En un momento, Trump incluso acusó a El Salvador de enviar criminales a EEUU, lo que sin duda no fue bien recibido por el presidente salvadoreño. Las relaciones entre dos líderes que se consideran “amigos” podrían evaporarse en cuestión de días, dejándolo todo en un mar de desconfianza. ¿Quién puede prever el siguiente movimiento?

El poder del litio: ¿un salvavidas para América Latina?

Cambiando de marcha y hablando de ritmos interesantes, el litio se ha convertido en un commodity altamente deseado, especialmente para las empresas tecnológicas en EEUU. ¿Sabías que Elon Musk ha estado mirando a América Latina como un mercado prometedor para este recurso? Su interés podría poner a países como Argentina en el centro de atención, especialmente en consideraciones relacionadas con la economía y el comercio. No obstante, el ventanilla de la Casa Blanca podría no abrirse solo porque tengas un recurso valioso. Muchas interacciones políticas son un juego de apuestas, como cuando decides sentarte en la mesa de póker; a veces ganas y otras, te quedas con poco.

El dilema de la política exterior hacia el socialismo

Si observamos a otros países en la región, es innegable que una victoria de Trump podría llevar a una mayor hostilidad hacia gobiernos de izquierda, como el de Nicolás Maduro en Venezuela. Cuando Trump estaba en la Casa Blanca, se formó el Grupo de Lima para oponerse al chavismo, lo que resultó en un sinfín de fracasos diplomáticos y un distanciamiento con varias naciones latinoamericanas que buscan un enfoque más conciliatorio. Con respecto a Venezuela, el márketing de Trump fue claro, y no se esperaría una política más suave en un segundo mandato. Pero, ¿no sería más efectivo un enfoque que proponga el diálogo en lugar de lanzar sanciones?

Reflexionando sobre el futuro de América Latina

En una situación donde varios países buscan mejorar sus relaciones con EEUU, la posible llegada de Trump podría significar un retroceso a un enfoque más aislacionista. No obstante, los líderes latinoamericanos tienen que estar casi “manejando su coche” con una mano mientras ven el tráfico por el espejo retrovisor. Con la creciente influencia de China, la mayoría de estos países no pueden permitirse el lujo de sentarse en la banca. Necesitan actuar, adaptarse y encontrar formas de beneficiarse tanto de la relación con Washington como de Beijing. ¿Es esto posible o estamos hablando de sueños utópicos?

Conclusión

Como anticipa el clima electoral, las tensiones entre América Latina y EEUU podrían aumentar significativamente si Donald Trump retoma la presidencia. Los retos son múltiples y variados, desde la migración hasta la relación comercial, pasando por la política exterior. En última instancia, cualquier cambio puede resultar en una serie de desafíos para una región que, hoy más que nunca, necesita una voz clara y un liderazgo firme para navegar por aguas inciertas.

Así que, mientras te preparas para esas elecciones, hazlo con un poco de humor sobre la madre naturaleza. ¡Nada como un buen chiste para desinhibir esa ansiedad! Y créeme, en la política, como en la vida, lo mejor siempre es esperar lo inesperado.