La búsqueda de la identidad es inherente a la naturaleza humana. Desde que somos pequeños, nos enfrentamos a la pregunta existencial más intrigante: «¿Quién soy?» Quizás tú, al igual que yo, te has sentido en algún momento como un extraño en tu propia vida, atrapado detrás de una máscara que no te pertenece. ¿Te suena? Bienvenido al fascinante mundo del eneagrama, una herramienta que promete desenmascarar el misterio de tu personalidad.
¿Qué es el eneagrama y cuáles son sus fundamentos?
El eneagrama es un sistema de clasificación de la personalidad que identifica nueve tipos distintos de comportamientos. Imagínate un diagrama que dibujas en una servilleta mientras esperas tu café —pero, ojo, que no es solo arte para el almuerzo, sino un mapa que podría ayudarte a entenderte mejor. ¿Y cómo es esto posible? A través de la comprensión de esos nueve tipos fundamentales de personalidad que forman un círculo, cada uno de ellos representando una forma única de interactuar con el mundo.
Los nueve tipos del eneagrama
- El Perfeccionista (Tipo 1): Son idealistas y se esfuerzan por hacer las cosas «correctamente». Si alguna vez has reordenado los estantes de una librería, probablemente seas un tipo 1.
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El Ayudador (Tipo 2): Se dedicados a satisfacer las necesidades de los demás, pero siempre con el deseo de ser amados. ¿Eres el amigo que siempre organiza las reuniones? Esta podría ser tu señal.
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El Triunfador (Tipo 3): Orientados al éxito y la competencia. ¿Siempre estás buscando el premio al «empleado del mes»? ¡Cuidado, podrías ser un tipo 3!
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El Individualista (Tipo 4): Valoran la autenticidad y son altamente sensibles. Si alguna vez has sentido que el mundo no te comprende, este podría ser tu tipo.
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El Investigador (Tipo 5): Intelectuales que buscan entender todo a su alrededor. Su frase favorita puede ser “¿Por qué?” seguido de una larga disertación sobre el tema.
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El Leal (Tipo 6): Buscan estabilidad y son muy leales, pero a menudo se sienten inseguros. ¿Eres del tipo que necesita al menos tres planes de respaldo? Tipo 6 al 100%.
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El Entusiasta (Tipo 7): Amantes de las nuevas experiencias, son optimistas. Si no puedes resistirte a una buena aventura, quizás seas un tipo 7.
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El Desafiador (Tipo 8): Fuertes y decididos, buscan el control. Un tipo 8 podría ser el líder natural del grupo que se hace cargo en una crisis.
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El Pacificador (Tipo 9): Buscan la armonía a toda costa. Si prefieres la paz sobre cualquier conflicto, podrías ser un tipo 9.
Cada uno de nosotros puede exhibir rasgos de varios tipos, pero tendemos a identificarnos predominantemente con uno. A veces, puede parecer como si en nuestra vida lleváramos un disfraz —una versión de nosotros mismos que creemos que el mundo quiere ver. Pero, ¿a qué costo?
La máscara del ego
El concepto de “máscara” resulta fascinante. En palabras de Roberto Whyte, un experto en el tema, «todos vamos con una máscara por la vida». Este concepto se remonta a lo que se denomina el personaje que construimos desde la infancia, basado en creencias y expectativas de quienes nos rodean. Y al igual que tú, yo he tenido mis propias máscaras, ¡vaya que sí!
Recuerdo una época en mi vida cuando pensé que debía actuar de manera constante y perfecta en el trabajo para ganarme el respeto de mis compañeros. Esa máscara de «el empleado ideal» me dejó exhausto. Era como recordar a un amigo que, en un improvisado karaoke, se pone a cantar “Don’t Stop Believin’” pero solo en la ducha —¿realmente creemos que todos estamos ahí solo por el show? Muchos de nosotros lo estamos. La máscara nos mantiene a salvo, o al menos eso creemos, pero a menudo nos aleja de nuestra esencia.
¿Por qué necesitamos desenmascararnos?
Dándose cuenta de estas máscaras, podemos comenzar a despojar lo que realmente somos; y así como nuestras abuelas usaron hilos invisibles para coser esos viejos disfraces de Halloween, también nosotros debemos coser nuestra verdadera identidad. La razón es simple: los pilares de nuestra salud emocional y mental dependen de esta conexión.
A menudo, nos llenamos de ansiedad, estrés y, en algunos casos, de depresión, simplemente porque actuamos no por nosotros mismos, sino por las expectativas que hemos absorbido desde que éramos niños. ¡Una locura! ¡Imagínate cómo sería la vida si pudiéramos arrojarlas por la ventana! Pero, como dice el dicho, “de lo que no puedes hablar, de eso debes callar”, y simplemente no sabemos cómo hacerlo.
La experiencia de Roberto Whyte: un viaje de autoconocimiento
Roberto Whyte, quien se adentró en el mundo del eneagrama tras haber experimentado un agotamiento psíquico, hace un viaje de autoconocimiento fascinante. Su historia apela a un entendimiento profundo de cómo el enosistema social, junto con nuestra historia personal, forma nuestras máscaras. Lo que él aprendió a través de la terapia es invaluable: reconocer el patrón detrás de nuestros comportamientos es clave.
Imagina enfrentarte a un espejito en el fondo de tu mente que te dice “Mira, esto es lo que te ha moldeado”, y solo al prestar atención a esa voz puedes comenzar a liberarte. Es un viaje complicado, uno que puede darnos miedo, pero es esencial. ¿Cuántos de nosotros no hemos sentido, al menos una vez, que simplemente no encajamos? ¿No sería liberador reconocer que no estamos solos en esta lucha?
Mindfulness y observación
La atención plena o mindfulness se convierte en una herramienta poderosa aquí. Pregúntate: ¿Cuántas veces al día te encuentras atrapado en tus pensamientos o emociones? A través de la práctica de observar tus conductas y reacciones, puedes aprender a detectar cuándo tu «personaje» está tomando el control. Es como cuando te pones a ver una serie y, de repente, te das cuenta de que has estado mirando un episodio de trece capítulos cuando solo tenías intención de ver uno. ¡Ups!
Desenmascarar nuestra identidad en el mundo laboral
El entorno laboral a menudo nos empuja a usar nuestras máscaras con mayor intensidad. La competencia, la presión por el rendimiento, el miedo a la evaluación, o si alguien no se lleva tu tarta, ¿quién tiene el derecho de comerla, verdad? Las redes sociales están llenas de la versión «exitosa» de nosotros mismos, pero en el fondo, a menudo estamos lidiando con inseguridades y miedos que no se reflejan en esas selfies perfectas de “amor hacia uno mismo”.
A través de los años he notado cómo, en una reunión de trabajo, la mayoría de mis compañeros asumían el rol de «triunfadores» (tipo 3); siempre buscando reconocimiento y éxito. La dinámica de grupo se cargaba de tensiones y preocupaciones ocultas que jamás se abordaban.
¿Una particularidad del ámbito laboral? Mientras que las crisis pueden hacernos caer en patrones de estrés, igualmente podrán hacernos descubrir el potencial detrás de nuestras verdaderas personalidades si elegimos despojarnos de la máscara, ¡será un viaje fascinante!
Un viaje de autoconocimiento: ¿es la liberación posible?
La búsqueda del autoconocimiento no es un camino sencillo. Todos pasamos por momentos difíciles, a menudo impulsados por el sufrimiento hasta lograr darnos cuenta de quiénes realmente somos. Algunos de nosotros nos quedamos atrapados en la negación, otros decidimos avanzar. Conozco esta última experiencia de primera mano. A medida que me enfrento al autoconocimiento, me encuentro con mis inseguridades, mis patrones de comportamiento y algunas verdades que no siempre son cómodas.
Roberto Whyte menciona que «el autoconocimiento no es una varita mágica, pero te hace sufrir menos». ¡Cuánta verdad en estas palabras! ¿Quién no ha sentido el deseo de transformar algo doloroso en conocimiento? Es a menudo a través de la tristeza y la confusión que encontramos las lecciones más valiosas.
Conclusión: abrazando nuestra verdadera esencia
Entender y explorar el eneagrama es sumamente liberador. Al despojarnos de nuestra máscara, podemos empezar a conectar con nuestra verdadera esencia, vivir en mayor armonía con nosotros mismos y, en consecuencia, mejorar nuestras relaciones con otros. ¡Imagina un mundo donde podamos ser auténticos sin miedo al juicio! ¿No es eso lo que todos deseamos?
Así que, si alguna vez te has sentido como un personaje en una película, recuerda: estás en tu propio viaje de autodescubrimiento. Y al igual que Roberto Whyte, quizás encuentres tu respuesta a la pregunta “¿Quién soy?” en el enigmático mundo del eneagrama. Y no te preocupes, ¡del karaoke nos encargaremos después!