La Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) se encuentra en una encrucijada. En un mundo donde el conocimiento parece estar a un clic de distancia, esta institución histórica nos recuerda que el saber sí ocupa lugar… y, además, pesa. Esto no es solo una máxima filosófica, es una realidad muy palpable para las más de 16,000 almas que buscan alojamiento y educación en esta ciudad. ¿Te imaginas un edificio patrimonio de la humanidad en un estado de deterioro tan alarmante que una grieta amenaza su colapso? En este artículo, exploraremos la complejidad de esta situación y reflexionaremos sobre qué significan estos espacios para nosotros, los estudiantes.
Una grieta que no se puede ignorar
La reciente aparición de una inmensa grieta en el depósito de libros de la facultad ha encendido las alarmas, obligando a las autoridades a actuar. En serio, ¿cuántos de ustedes han usado la frase “mi vida se derrumba”? Y este decano, Marco García, no puede evitar tenerlo en mente ya que los diferentes volúmenes de la facultad son, en muchos sentidos, el corazón y el alma del lugar. Desde 80,000 libros desplazados hasta un aumento en la burocracia, esta situación es como tener que trasladar tu colección de cómics, pero en vez de jugar con una caja, se trata de evitar una catástrofe.
Frente a este desapego físico por parte de las instituciones, Gary (sí, este es un nombre ficticio, pero establece un alivio cómico en un escenario tan sombrío) relataba que, en su primer examen, había olvidado traer su libro favorito de historia del arte. Lo que parecía ser un simple olvido se convirtió en un drama digno de telenovela, ¿verdad? Esto refleja la misma esencia de cómo un libro puede no solo ser un objeto físico, sino un refugio emocional. ¿No lo sientes tú también?
La biblioteca: más que una colección de libros
La biblioteca de la USC no es simplemente un lugar donde los libros se acumulan como un mueble olvidado. Es un espacio de memorias, de encuentros y de creación de amistades. Mientras leía sobre la historia de este lugar en peligro, recordé mis propias experiencias en la biblioteca de la facultad de mi universidad. ¿Recuerdas los intensos días de estudio que parecían nunca terminar? La biblioteca era un santuario donde el café escaso y las largas noches se entrelazaban con el desafío de la academia.
En Santiago, los estudiantes se ven obligados a disfrutar de una experiencia universitaria relacionada con la física y la metafísica del conocimiento, y no hay nada más metafísico que la religión que los libros han sido en la vida académica. Sin embargo, el hecho de que su biblioteca cierre sus puertas es como privarnos de tomar un sorbo de agua en el desierto. La lectura pierde su atractivo y la interacción social, sucedida entre estantes, se difumina.
La campaña en redes sociales: un rayo de esperanza
Frente a esta adversidad, un grupo de valientes académicos ha puesto en marcha una iniciativa viral en las redes sociales para recordar la importancia de los libros de papel. El movimiento hace eco de cómo en tiempos de inmediatez digital, el papel sigue desempeñando un papel esencial en nuestra vida diaria. Desde las anécdotas que cada estudiante comparte sobre las noches desveladas y el café derramado hasta el emotivo recuerdo de un primer amor en la biblioteca, este esfuerzo busca destacar lo que está en juego.
Tal vez te preguntes: ¿por qué tanta pasión por el papel? Se dice que las experiencias en los libros son tangibles y únicas, algo que la digitalización no puede replicar. ¿No te parece que un libro en tus manos tiene un peso simbólico? Es cómo tener un fragmento de tiempo encapsulado entre cubiertas.
Infraestructura en crisis: el verdadero desafío
Pero, como todo en la vida, la realidad se impone. Este edificio, que en su momento fue un ícono, ahora enfrenta desafíos tras décadas de desatención. El agua que filtra entre las piedras y el deterioro de materiales de construcción son solo algunos de los síntomas de una enfermedad crónica en la infraestructura. Puedes imaginarte cómo, tras una lluvia fuerte, los estudiantes deben llevar impermeables no solo para protegerse a sí mismos, sino también la documentación que sostiene sus futuros académicos.
La necesidad de rehabilitar el edificio se estima en un costoso 24 millones de euros, que en el papel parece una cantidad que hace temblar a cualquier tesorero. Sin embargo, en la práctica, es un símbolo de la falta de atención a la preservación de lo que representa este lugar. Mientras tanto, los gobiernos locales y estatales parecen más interesados en invertir en nuevos edificios que en restaurar lo que tenemos. ¿No es esto un fracaso como comunidad?¿Dónde queda la historia de los estudiantes que luchan con sus trabajos mientras llevan las triadas de libros por pasillos llenos de hilos de tiempo?
La lucha por recursos
El director de la gestión de mantenimiento de la USC, Xabier Ferreira, reflexiona sobre la necesidad de “redefinir” el espacio sin que se le asigne el importe adecuado. ¿Y qué hay de la idea de que todos merecemos lugares adecuados para crecer? Aquí no se trata solo de la Facultad de Geografía e Historia, se trata de un sistema educativo que debe funcionar cohesivamente para el bienestar del cuerpo estudiantil.
Es como una película de Hollywood llena de giros inesperados y personajes entrañables. Mientras Ferreira busca recursos, las instituciones gubernamentales hacen malabares con sus cifras. El consorcio que apoya esta obra debería entender que el conocimiento e infraestructura deben existir de manera armónica, como una sinfonía bien afinada. ¿Realmente hay que esperar hasta 2027 para ver algún cambio digno de un guerrero en esta lucha?
Conclusiones: abriendo el camino a la acción
La situación en la Facultad de Geografía e Historia de la USC es un llamado urgente para todos nosotros. Este no es solo un problema de estructura física, es un reflejo de lo que valoramos como sociedad. Las bibliotecas son más que edificios; son santuarios de aprendizaje, reflexión y cultura. Con la historia institucional en peligro, todos estamos llamados a aportar al cambio.
Así que, si alguna vez te encuentras cerca de Santiago, no dudes en pasar por aquí y apoyar la campaña de preservación. Porque, al final del día, estas grietas no afectan solo a paredes y estanterías: nos afectan a todos. ¿Y quién sabe? Tal vez un día sirva una taza de café divertida en la cafetería donde se solían mezclar los pasillos de la amistad y el conocimiento, y allí, entre risas, te recordaré que en cada libro, yace una chispa de vida, esperando ser encendida.
¿Te animas a ser parte de este movimiento? Hablemos, discutamos y, sobre todo, ¡leamos!