En un mundo donde la meteorología ha pasado de ser el interés exclusivo de unos pocos a convertirse en un tema de conversación casi obligatorio, es innegable que la meteorología amateur ha encontrado su lugar en el vasto universo de las redes sociales. Pero, ¿qué motiva a personas comunes a convertirse en expertos (o al menos, en muy entusiastas) del clima? Hoy, vamos a sumergirnos en la vida de esos cazatormentas, explorando sus pasiones, frustraciones y, porque no, los pequeños placeres que les proporciona esta emocionante afición.

La historia detrás de la tempestad

Imagina que, en los albores de Twitter, un grupo de jóvenes se sumerge en el fascinante mundo de la meteorología, todo en nombre de un hobby. Esto no es un guion de película; es la realidad que vivió Francisco Jesús Núñez, un apasionado de la meteorología que, como muchos de nosotros, comenzó mirando al cielo y preguntándose, “¿qué está pasando ahí arriba?”.

Recuerdo perfectamente cuando también me dio por observar las nubes y hacer apuestas sobre cuándo llovería. Durante una noche de verano, mis amigos y yo hicimos una apuesta sobre si nos mojaríamos en el camino al bar, y, créeme, nuestras “predicciones” estaban más influenciadas por el famoso “no hay nada como tener buena suerte” que por herramientas científicos. Pero aquí estamos, en 2023, y los Núñez del mundo han elevado ese instinto a un nivel completamente diferente con su dedicación y tecnología.

Los inicios de @Meteogerena

Francisco, un ser humano que parece haber salido de un anuncio de café, decidió llevar su amor por las tormentas más allá de la observación casual. Junto a unos amigos, crearon una cuenta de Twitter, @Meteogerena, donde comenzaron a compartir sus observaciones meteorológicas. Porque, ¿quién no quiere ser el centro de atención en una tarde cualquiera, enviando tuits sobre cómo sube la temperatura o si el viento se encuentra en un torbellino?

“Éramos cinco o seis al principio,” dice Núñez, “y ahora, 15 años después, seguimos aquí, algunas canas más y con más pasión que nunca”. ¡Eso es lo que yo llamo perseverancia! Este grupo de amigos ha crecido, pero no sin desafíos.

Las redes como plataforma de divulgación

Es curioso cómo algo tan específico como la meteorología se ha convertido en un tema de conversación en las redes sociales. Lo que comenzó como un grupo de amigos compartiendo datos se ha transformado en una comunidad vibrante de divulgación meteorológica. Francisco, que ahora ha dejado atrás su adolescencia, se ha convertido en una figura central, cómo el maestro Yoda de la meteorología amateur.

La llegada de Twitter facilitó la comunicación instantánea y la disseminación de información: “En los foros estábamos más limitados,” recuerda, “pero en Twitter, puedes hablar directamente con la gente y compartir información al instante.” Imagínate a la comunidad científica de la Edad Media, pero en lugar de discutir alquimia, todos están hablando sobre si “hoy habrá tormenta o no”. Interesante, ¿no?

Una comunidad en acción

Pensemos en esto. Francisco no solo informa sobre el clima, sino que se convierte en un referente local. Cuando las cofradías de Semana Santa se acercan, es él quien se convierte en el “dios del clima”, ofreciendo previsiones sobre si las nubes les dejarán salir a la calle. Una responsabilidad magnífica, o como me gusta llamarlo, “una presión divina”. Siempre hay alguien que dice que sabe cómo va a estar el tiempo, pero pocos tienen la responsabilidad que carga Francisco.

Cuando el pasado 12 de octubre se programó una gran procesión en Jerez, Francisco tuvo que lidiar con el dilema de sus predicciones: “El ser humano quiere controlarlo todo y saber qué va a pasar,” reflexiona. Al final, la procesión se aplazó, y el responsable de MeteoCádiz tuvo que enfrentar la ira en Twitter porque “claro, no llovió tanto”. ¡Ay, las redes sociales y sus lovers y haters!

La revolución de la tecnología y el cambio climático

La meteorología amateur ha crecido en conjunto con la tecnología. “Antes, era más difícil acceder a información”, señala Francisco, y no se refiere solo a que no había smartphones. Hablamos de épocas donde la información requería más que un simple clic. Sin embargo, él ha adoptado las nuevas tecnologías, y ahora puede predecir el clima con un nivel de detalle impresionante. “Mi estación meteorológica está casi al mismo nivel que las grandes”, se ríe.

Sin embargo, esta tecnología ha traído consigo un problema: la desinformación. Con el auge de la desinformación y el interés por los temas climáticos, Francisco no puede evitar lamentar que “muchas veces se mezcla ciencia con ideología”, creando más confusión en la comunidad.

Adicción a los mapas meteorológicos

Apenas unos días antes de nuestra conversación, Francisco interrumpió nuestra charla para grabar un video sobre el “chaparrón” que iba a caer en su localidad. Lo que para mí era una simple lluvia, para él era un evento. ¡Quizás esto me hace pensar que yo debería estar más atento a las predicciones del clima! ¿Quién necesita Netflix cuando puedes ver mapas radiales, modelos de pronóstico y hasta imágenes de satélites en tiempo real?

¿Alguna vez has tenido una pasión tan intensa que te quita horas de sueño? A veces lo veo en mis amigos que se desvelan jugando videojuegos. ¡Francisco hace lo mismo, pero con la meteorología!

Comprender el mundo a través de la meteorología

Cuando Francisco menciona la importancia de entender el tiempo, no solo habla de ser capaces de saber si lloverá o hará sol. Los cambios meteorológicos están interconectados con otros fenómenos: incendios forestales, sequías, e incluso la actividad económica. Piensa en los agricultores que dependen del buen clima. Francisco es consciente de ello, así que su labor va más allá de simplemente hacer predicciones: se trata de comprender el mundo que nos rodea.

Conflictos y controversias

Una de las cosas más sorprendentes de ser un aficionado a la meteorología es el nivel de conflicto que puede surgir. Francisco menciona que algunos de sus colegas han decidido dejar de publicar debido a la toxicidad que puede surgir en las redes. “Si no tuviera mis momentos de locura, no podría soportarlo,” confiesa.

La verdad es que todos conocemos a alguien en nuestras redes que se ha vuelto un “experto” en algo… en este caso, los chemtrails. La idea de que las estelas de los aviones son agentes biológicos, una teoría desacreditada, ha llevado a varios a bloquear cuentas, convirtiendo la comunidad de cazatormentas en un pequeño campo de batalla. Pero esto no debe apagarnos la pasión por lo que hacemos.

Ser cauteloso pero apasionado

A través de mis años en el mundo virtual, me he convertido en defensor de que la honestidad es clave. Francisco, con su plateada sabiduría, ha aprendido a ser más precavido. “Hay que difundir ciencia, pero con cuidado”, explica, mientras lo entiendo perfectamente.

Los medios de comunicación son conocidos por dramatizar eventos, y él sugiere que debemos tener cuidado con las aplicaciones de clima en nuestros smartphones, que a menudo tienen predicciones automáticas. “Desconfía,” dice, “al final del día, eres tú quien tiene que decidir si vas a sacar el paraguas o no.” De vuelta a la situación de control; tal vez no lo podamos controlar todo, pero siempre podemos prepararnos para lo que viene.

Reflexionando sobre el futuro

Hoy en día, el clima es un tema candente. Ya sea por las noticias sobre el cambio climático o las últimas predicciones de un huracán. Francisco ha encontrado su lugar, y aunque muchos de sus amigos ahora tienen “trabajos de verdad”, él ha mantenido su pasión viva.

Entonces me quedo pensando, ¿será que todos nosotros tenemos algo en nuestro interior que nos-mueve a mirar al cielo? Tal vez somos un poco como Francisco; anhelamos respuestas y anhelamos entender el mundo que nos rodea.

Pero antes de cerrar, una última pregunta retórica: ¿Quién no quiere ser la mejor fuente de información sobre el clima en su grupo de amigos? ¡A veces, la cultura popular invita a ser el héroe local, incluso aunque solo sea por un par de días!

Conclusión: Pasión y comunidad

Así que la próxima vez que un amigo te diga que “el clima es solo la excusa para hacer planes”, piénsalo dos veces. Para muchos, como Francisco Jesús Núñez, la meteorología es su pasión y su forma de conectar con una comunidad por la que sienten un profundo amor. Mientras nos reímos de las predicciones erradas y discutimos sobre si realmente habrá o no un diluvio, recordemos que, al final del día, hay algo hermoso en dedicarse a entender y compartir el conocimiento que nos rodea.

Al fin y al cabo, ¿no es eso lo que todos buscamos, entender un poco más sobre el mundo en el que vivimos? Enhorabuena a esos cazatormentas, porque han transformado su hobby en una labor social, apasionante y enriquecedora que nos beneficia a todos. ¡Ahora, a sacar el paraguas!