Con la llegada de octubre y el spooky season a la vista, muchos de nosotros empezamos a pensar en calabazas, disfraces extravagantes y, por supuesto, en un buen puñado de dulces. Sin embargo, lo que para algunos es una simple fiesta de Halloween, en Shanghái se ha convertido en un verdadero campo de batalla entre el fervor cultural y las autoridades que tratan de mantener un control férreo sobre cualquier manifestación pública. ¿Te imaginas ir a una fiesta de Halloween y ser identificado por disfrazarte de… bueno, de lo que sea que critique al gobierno? Bueno, eso es precisamente lo que ha sucedido en 2024.

Un Halloween reivindicativo en 2023

Pero, antes de narrar los últimos acontecimientos, viajemos brevemente a 2023. Aquella fue una celebración que se salió del script habitual de disfraces y golosinas. En un escenario donde las restricciones por COVID-19 comenzaban a relajarse, los ciudadanos vieron una oportunidad dorada para expresarse. Las calles de Shanghái se llenaron de personajes disfrazados con mensajes cargados de crítica: disfrazados de cámaras de vigilancia, de mensajes censurados de Weibo e incluso de estudiantes universitarios desempleados. ¡Vaya mezcla de creatividad y resiliencia!

Yo mismo recuerdo una ocasión en que un amigo se disfrazó de una famosa marca de cerveza y sus seguidores en redes sociales estallaron en risas (y también en memes). No había nada como un buen disfraz para romper el hielo en las reuniones. Pero, volviendo a 2023, estos relatos en Shanghái eran, para muchos, algo más que diversión. Eran una forma de alzar la voz. Eso, por supuesto, no sentó bien a las autoridades.

La respuesta de las autoridades en 2024

Saltemos a 2024, donde el panorama se ha transformado drásticamente. Día tras día, las redes sociales comenzaron a mostrar imágenes de un despliegue policial en todo Shanghái justo antes de Halloween. ¡Un espectáculo bastante inquietante para quienes esperaban una noche de fiesta!

Los reportes indican que la policía no solo patrullaba las calles, sino que específicamente abordaba a personas disfrazadas, considerando que podían estar desafiando las normas no escritas del «orden social». Por ejemplo, en el parque Zhongshan, se vio a policías pidiendo a varios juerguistas que se quitaran sus sombreros y se deshicieran de la diversión. Se dice que uno de ellos, un tipo de aspecto alegre disfrazado de esqueleto, fue trasladado a un edificio administrativo y obligado a quitarse el maquillaje. Como si la diversión fuera un crimen.

¿Halloween o un nuevo capítulo de control social?

Con tantos agentes en la calle, uno podría preguntarse: ¿dónde queda el espíritu de Halloween? Aunque oficialmente no se ha prohibido la festividad, las festividades han sido frenadas por un fuerte control social. En una jugada bastante peculiar, algunos establecimientos en Shanghái recibieron el consejo solemne de no organizar celebraciones de Halloween, incluyendo concursos de disfraces. En un mundo donde se conserva la tradición del trick-or-treat, ¡esto suena como un truco en sí mismo!

Las redes sociales se inundaron con quejas sobre la falta de publicaciones festivas. «¿Dónde están los disfraces? ¿Se han evaporado las fotos de Halloween?», se preguntaban en Weibo. Cuando yo intento recordar uno de mis Halloweens más memorables, recuerdo lo emocionante que era compartir fotos de mis amigos en sus locos disfraces. Una vez, mi disfraz de calabaza se convirtió en el alma de la fiesta. Pero este año en Shanghái, el miedo a la represión ha llevado a muchos a volverse invisibles.

Un ambiente cargado de tensión

Quizás te estés preguntando: «¿Pero esto es realmente nuevo?». La respuesta es tanto sí como no. La creciente represión sobre la libertad de expresión y el derecho a la reunión no es un fenómeno nuevo en China. Sin embargo, el uso de Halloween, una celebración tradicionalmente occidental, como un campo de batalla cultural, ciertamente está adquiriendo un nuevo significado.

Alfred Wu, un profesor de la Universidad Nacional de Singapur, argumenta que el contraste entre 2023 y 2024 radica en la naturaleza de la celebración: el año anterior ofreció un respiro muy necesario tras años de restricción, mientras que este año los funcionarios parecían mucho mejor preparados para lidiar con el alboroto.

La dualidad de Halloween

Y aquí es donde entra el verdadero dilema. Halloween es, al fin y al cabo, una celebración que invita a disfrazarse, a adoptar identidades nuevas y a permitir que nuestro lado más creativo brille. ¿Cómo se relaciona eso con un régimen que parece desear limitar la creatividad y la autoexpresión? Por un lado, el deseo de divertirse y celebrar, y por el otro, una atmósfera de vigilancia que te hace pensar dos veces antes de salir a la calle.

En cierto modo, nos hace reflexionar: en una época donde a menudo se siente que una selfie puede ser tan peligrosa como un acto de protesta, ¿a dónde hemos llegado?

Algunas conclusiones

  • Tradición vs.control: Lo que solía ser una celebración alegre ahora está marcado por la vigilancia y el control. Los disfraces, que alguna vez simbolizaron la libertad creativa, ahora representan un desafío al establishment.

  • Despliegue policial: El número de agentes en las calles ha aumentado drásticamente, lo que ha generado un ambiente de tensión y miedo. Este despliegue es un recordatorio constante de que hay líneas que no deben cruzarse, incluso durante una fiesta.

  • La influencia de las redes sociales: La falta de publicaciones festivas en plataformas como Weibo refleja un clima de temor y autocensura, llevando a una ausencia de la cultura popular en los espacios digitales.

  • El papel de los jóvenes: La respuesta de los jóvenes frente a iniciativas de control, la forma en que decidan celebrar (o no celebrar) es vital. Es su momento para, quizás, encontrar nuevas maneras de expresarse en un contexto difícil.

Reflexión final

Así que, mientras la mayoría de nosotros nos preparamos para Halloween alrededor del mundo con disfraces extravagantes y una buena dosis de dulces, en Shanghái la celebración de este año se ha convertido en un símbolo de algo mucho más grande: la lucha por la libertad de expresión y el derecho a la autoexpresión.

Y aquí estamos, listos para ver cómo se desarrollan las cosas. ¿Se atreverán a disfrazarse el próximo año?, ¿o encontrarán nuevas formas de desafiar al sistema, tal vez a través de disfraces más sutiles? ¿Sería demasiado fantasioso pensar que un día las risas y la festividad de Halloween podrán regresar sin la sombra de la represión?

Por ahora, hagamos que nuestras celebraciones aquí sean ruidosas y vibrantes, porque al fin y al cabo, en un mundo donde la creatividad puede ser un acto de resistencia, ¡hay que aprovechar cada oportunidad para celebrar!