¡Hola, querido lector! Hoy hablaremos de algo que nos afecta a todos: el lenguaje. Es algo de lo que, sin duda, todos hablamos, pero pocos nos detenemos a analizar. Si alguna vez te has encontrado usando palabras que parecen pertenecer a otro planeta, no estás solo. Al igual que María Galiana, una actriz de renombre, que ha dedicado su vida a los escenarios y sigue haciendo preguntas sobre el lenguaje actual. Así que afírmate, porque ¡vamos a sumergirnos en esta fascinante aventura lingüística!

La sabiduría de los años: María Galiana como ejemplo

María Galiana, con su voz suave y un ímpetu que desmiente su edad, ha estado en el mundo del espectáculo durante casi cuarenta años. Siempre atenta a las palabras de los más jóvenes, admite que se nutre de su vocabulario. Ella, que se ha movido entre diferentes contextos sociales y culturales, ha visto cómo el léxico cambia de generación en generación. La mujer que se ha subido a múltiples escenarios se encuentra, en su vida cotidiana, haciendo conexiones profundas sobre el lenguaje.

Recuerdo que cuando era niño, solía pensar que mi abuela era un poco «vintage». Usaba expresiones que ya nadie más decía, y en mi mente adolescente eso sonaba a «fuera de onda». Pero ahora, de adulto, me doy cuenta de que hay una riqueza en esa forma de hablar. ¿Acaso aprendemos más de lo que pensamos al escuchar a nuestros mayores?

El comentario de María Galiana sobre el término «bro», un diminutivo de «brother», me hizo recordar mi primera vez utilizando un argot similar frente a mis padres. La reacción fue como si hubiera dicho que iba a espiar a una adolescente extraterrestre. Vamos, ¿quién no ha experimentado eso?

La evolución del léxico: un viaje al pasado

Cada generación tiene su propio léxico. Para los que crecimos en los años 90, hablar de «maquear» o «vacilar» era de vital importancia. Hoy en día, los jóvenes utilizan términos como «random» para referirse a algo aleatorio. Pero, ¿qué hay de aquellos que soñaron con el viejo diccionario de la Real Academia Española? La maravilla del lenguaje es que está siempre en movimiento. Aunque, seamos sinceros, hay quienes quieren frenarlo.

María menciona que el lenguaje no solo es un medio de comunicación, sino también un reflejo de la cultura. Cuando los jóvenes eligen usar vocabulario moderno, ¿están realmente dejando atrás las tradiciones o simplemente evolucionando? Me imagino que es una mezcla de ambas cosas. Hace años, si hubiéramos dicho «me voy a hacer un selfie», resulta que hoy se escucha más como «me voy a sacarme una foto». Vaya, ¡qué cambio!

Nostalgia y la importancia de la lectura

Galiana también toca un tema que me resuena profundamente: la lectura. Ella lamenta que la gente, especialmente los jóvenes, ya no lee tanto como antes. Esto me lleva a preguntarme: ¿hemos perdido la conexión con las palabras escritas? En un mundo donde todo está al alcance de un clic, me gustaría sugerir que a veces lo simple, como sentarse con un buen libro, puede ser todo un lujo.

Personalmente, tengo un recuerdo brillante de cuando descubrí a Borges. No había formato digital, solo el papel y la tinta. Recuerdo la sensación de entender sus palabras, como si me condujera por un laberinto de ideas. Esas experiencias son las que construyen nuestra historia personal. ¿Por qué dejar que un mundo vertiginoso nos arrebate esas joyas?

¿Es el presente un «puto amo»?

El vocabulario actual, que incluye términos como «puto amo», plantea la pregunta: ¿hemos despojado el lenguaje de su riqueza, dándole un valor superficial? A menudo me encuentro utilizando esos términos coloquiales en mis interacciones diarias. Pero, cuando lo hago, no puedo evitar pensar en la profunda conexión que hay en el uso de un lenguaje más rico y variado. ¿Acaso el término «puto amo» encapsula realmente lo que deseamos expresar? Creo que no.

María Galiana critica que la cultura se ha «adocenado», transformando la musicalidad del lenguaje en algo básico, una tendencia que también se refleja en cómo los jóvenes tienden a aceptar cualquier formato para el arte, desde escuchar música de calidad en el móvil hasta ver películas en pantallas diminutas.

¿No es una pena? Ver películas en el teléfono contrasta con la experiencia del cine en una gran pantalla. Esto me recuerda a la primera vez que vi «Casablanca» en una sala de cine. La música, la historia, todo en su máximo esplendor. Ver a Humphrey Bogart en una pantalla pequeña nunca podría replicar esa emoción. Entonces, ¿por qué limitarnos?

Estamos juntos en esto: un llamado a la cultura

Lo que realmente me llama la atención es cómo la cultura y el lenguaje están entrelazados. María apuntó que si bien el lenguaje está cambiando, también lo están nuestras experiencias culturales. Antes, la generación mayor tenía un papel fundamental en la transmisión de conocimientos. Hoy, muchos sienten que el compromiso con lo cultural se ha desvanecido.

Soy un firme creyente de que cada uno de nosotros puede ser un embajador del lenguaje. Puedes ser ese amigo que, en medio de una conversación, menciona un autor clásico o una buena película. Yo, antes de escribir este artículo, me encontré revisando algunas de las palabras que había olvidado. ¡Descubrí tantas joyas que no pueden ser un cliché!

Así que, ¿por qué no tomamos un momento para abrazar el idioma? Empecemos por disfrutar de una buena novela o simplemente compartir un diálogo sincero. La próxima vez que escuches a un amigo hablando del «random», considéralo una invitación a conocer más sobre las emociones. Y si lo que busca es un buen libro, ¡regálale uno!

La conexión de la edad en la sabiduría

Finalmente, volviendo a María Galiana, quiero señalar cómo su perspectiva sobre el lenguaje refleja una sabiduría contagiosa. Ella cree que, aunque la gente mayor ha sido menospreciada en ciertas culturas, realmente tienen mucho que ofrecer. Las historias, las anécdotas, y especialmente el lenguaje, son tesoros que deben ser compartidos.

Sus ideas sobre el valor de todo lo que aprendió de los jóvenes son un recordatorio de que todas las voces cuentan, y cada generación tiene algo que aportar. Al final, quizás el verdadero viaje es aprender a caminar juntos a través de formatos, estilos y vocabularios diferentes.

Reflexiones finales

Así que, querido lector, la próxima vez que te sientes en una conversación y seas testigo de cómo las palabras evolucionan, recuerda la sabiduría de María Galiana. Haz un esfuerzo por captar lo que hay detrás de esos términos modernos y, al mismo tiempo, comparte la riqueza de tu propia experiencia. ¿No sería fantástico ver qué tesoros podríamos descubrir juntos?

Espero que hayas disfrutado este viaje a través del lenguaje, la cultura y la conexión humana. Y si este artículo ha despertado en ti la curiosidad por las palabras, ¡entonces hemos tenido éxito!


Si te ha gustado este artículo, ¡no dudes en compartirlo! Y recuerda, siempre hay algo más que aprender de quienes nos rodean, sin importar su edad. ¡Hasta la próxima!