La realización de eventos deportivos como los recientes Juegos Olímpicos de París, suele tener un impacto no solo en la competencia, sino también en la nutrición y los suplementos utilizados por los deportistas. Entre los protagonistas de este año se encuentra un ingrediente que tiene un doble papel en nuestras vidas: el bicarbonato de sodio. Sí, el mismo que probablemente usas en la cocina para esponjar pasteles o como un aliado para limpiar el baño. Pero, ¿es realmente el bicarbonato de sodio el milagro que promete mejorar el rendimiento deportivo?

Atrévete a dar un paseo conmigo a través de esta curiosa y rica historia de este componente aparentemente sencillo pero con un uso reciente que ha generado un verdadero furor entre los competidores.

La proclamación de los atletas

Los Juegos Olímpicos atraen a los mejores atletas del mundo, y este año no fue la excepción. Figuras como Faith Kipyegon, Joshua Cheptegei, Keely Hodgkinson y Marco Arop no solo deslumbraron en la pista, sino que también se unieron a la tendencia de utilizar bicarbonato de sodio para potenciar su rendimiento. Sí, este mismo compuesto que algunos de nosotros utilizamos para cocinar o limpiar. Arop incluso bromeó en la zona mixta, diciendo: “Si todo el mundo lo está usando es porque funciona”.

Pero, ¿estamos hablando de una verdadera revolución en el deporte o simplemente de un engaño más en un mundo lleno de suplementos exóticos y promesas de rendimiento? Como alguien que ha estado del lado del deporte amateur por muchos años, no puedo dejar de recordar mis propias aventuras con suplementos de moda. A veces me preguntaba: «¿Realmente necesito esto o es solo un placebo en una botella?»

Un poco de ciencia detrás del bicarbonato

Para comprender por qué el bicarbonato de sodio está ocupando un lugar privilegiado en las charlas sobre nutrición deportiva, es útil hacer un poco de investigación científica. Se ha encontrado que este compuesto tiene propiedades que ayudan a frenar el aumento de ácido láctico en los músculos. Y eso es importante, porque un aumento en el ácido láctico es lo que suele provocar esa sensación de agotamiento y el famoso «quemazón» que todos hemos experimentado al hacer ejercicio.

Un estudio de la Universidad de Edge Hill en Gran Bretaña concluyó que los ciclistas que consumieron bicarbonato de sodio antes de una contrarreloj de 40 kilómetros mostraron una mejora del 1.4% en rendimiento. Aunque, sinceramente, si te estás preparando para una contrarreloj, un 1.4% puede significar la diferencia entre el oro y el cuarto lugar. Pero, aquí viene la parte no tan bonita.

Los efectos secundarios: Una delgada línea entre galardón y malestar

Como dice el viejo adagio: «No hay almuerzo gratis». Para que el bicarbonato de sodio tenga un efecto positivo en el rendimiento, un atleta necesita consumir al menos 0.2 gramos por kilo de peso corporal. Así que, si pesas 70 kilos, estarías hablando de unos 14 gramos en la hora previa a la competición. Esta dosis puede llevar a algunos a experimentar efectos secundarios bastante desagradables, como hinchazón, náuseas e incluso diarrea.

Imagínate la situación: estás a punto de competir, list@ para darlo todo y, de repente, la única sensación que sientes es un deseo incontrolable de encontrar el baño más cercano. Te ríes, pero ¿a quién no le ha pasado algo similar? ¡Yo he estado allí! Uno de esos días en los que te preparas para un maratón y terminas corriendo hacia el baño en lugar de hacia la meta.

Un dilema nutricional: ¿réplica de moda o solución real?

Las opiniones de los expertos son diversas. La nutricionista Anna Grífols, quien ha trabajado con deportistas de élite, menciona que aunque el bicarbonato puede ser efectivo, sus efectos secundarios son suficientes como para reconsiderar su uso. La nutricionista Bárbara Sánchez y otras autoridades en el campo comparten un sentimiento similar, sugiriendo que los problemas digestivos superan los beneficios potenciales. Después de todo, hay otras opciones más convenientes y menos molestas en el mercado.

La nutricionista Saioa Segura del Centro de Alto Rendimiento (CAR) también lo indica claramente: «Los problemas digestivos que ocasiona son mayores que la eficacia que podemos obtener». Y aquí es donde surge la pregunta: ¿realmente se justifica el uso del bicarbonato de sodio en el deporte competitivo si las consecuencias son más incómodas que beneficiosas?

Marketing y la seducción del suplemento

Durante años, hemos visto cómo aparecían y desaparecían muchos suplementos, cada uno con su propia historia de proeza. En los ‘80, el bicarbonato era común, pero luego cayó en desuso. Pero este año resurgió como un héroe en un comercial gracias a marcas como Maurten que promueven su propio «bicarb system». Este producto aparentemente reviste el bicarbonato con un hidrogel, lo que supuestamente mitiga sus efectos secundarios.

Sin embargo, muchos en la comunidad nutricional son escépticos. Grífols advierte que el bicarbonato puede alterar el pH de la sangre de los deportistas, y un exceso puede conducir a problemas potencialmente peligrosos. La pregunta persiste: ¿es el bicarbonato una solución real respaldada por la ciencia, o simplemente un producto de marketing que se apoya en la fama de unos pocos deportistas?

¿Qué nos depara el futuro?

Por todo esto, el bicarbonato de sodio puede ser el suplemento de moda, pero la gran cuestión sigue siendo si su uso generalizado entre los atletas de élite marcará un cambio significativo en la dieta pre-competición de deportistas amateurs. La pregunta que queda es: ¿realmente necesitas el último truco de moda para lograr tus objetivos deportivos?

Para muchos de nosotros, puede ser más seguro y efectivo optar por métodos de preparación más tradicionales y probados. ¡Cualquiera que haya probado el bicarbonato se sentirá identificado en esta lucha entre la tentación de lo nuevo y la sabiduría de lo conocido!

La sabiduría popular podría aconsejar: “Si algo suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea”. A medida que los debates continúan y más atletas se sumergen en la fiebre del bicarbonato, estaré aquí, disfrutando de mis galletas recién horneadas, libres de bicarbonato y llenas de sentido común.

¿Serán capaces estos atletas de aguantar el ardor de sus propios estómagos en favor de una medalla? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, quizás la verdadera revolución esté en encontrar un equilibrio entre lo que realmente funciona y lo que solo se ve bien en Instagram. Y, entre nosotros, es probable que siempre habrá un lugar en mi corazón y mi cocina para el bicarbonato de sodio… pero no necesariamente en mi estómago justo antes de una carrera.