Asier Ávila, un nombre quizás no tan familiar para muchos, pero si mencionamos Fiesta (Libros del KO, 2024), seguramente resonará en las cabezas de aquellos que han escuchado acerca de la historia de la música y la fiesta en España. ¿Pero qué es lo que nos cuenta realmente este libro? Y, más aún, ¿quién es el hombre detrás de estas páginas llenas de relatos que parecen sacados de una película de culto?

En este artículo, te invitaré a un viaje por el intrincado mundo de Fiesta, explorando desde la llegada del éxtasis a España hasta los secretos oscuros que rodean a la industria de la noche. Haremos un recorrido a través de anécdotas, revelaciones y un toque de humor, tal como lo haría Asier si invitara a debate a sus amigos sobre los eventos que han marcado nuestra historia reciente. Así que, ponte cómodo y acompáñame en este tour que, sin duda, se vuelve un tanto travieso.

La juventud de Asier: un testigo silencioso

Asier Ávila nació en 1977 en Rentería, un pequeño pueblo donde las fiestas probablemente no eran del calibre que llegarían a ser en otros lugares. Confiesa que nunca ha sabido divertirse del todo. Recuerda una ocasión en la famosa sala Apollo de Barcelona, observando a su alrededor mientras sus amigos bailaban al ritmo de la música. Él, inmóvil, sentía que el universo de la fiesta se le escapaba de las manos. Esta sensación de desconexión es curiosa, especialmente porque muchos de nosotros hemos estado allí; quizás en una fiesta donde no hemos sido capaces de soltarnos y disfrutar de la música que nos envuelve.

Esta experiencia de extrañeza, de no poder conectar con el jolgorio, es lo que le inspira a explorar la cultura de la fiesta en Fiesta. Su libro no se queda en la superficie, sino que escarba en la esencia misma de la celebración: desde el momento en que el MDMA llegó a España, se convirtió en un fenómeno democratizado entre las generaciones. Pero, ¿podemos realmente separar la fiesta de su lado más oscuro?

Crónicas de la fiesta: entre el brillo y los horrores

El libro de Asier se desliza entre el relato y el reportaje, presentándonos una especie de crónica emocionante y desgarradora del auge y caída de la culture de la fiesta. La experiencia agoniza entre un ambiente de empresarios oscuros y la alegría inconsciente de los jóvenes que solo querían una escapatoria. Ávila pone luz sobre estos vicios ocultos: fraudes, estafas, violencia y, en algunos casos, muertes trágicas.

Uno puede imaginar a un Asier joven, con una libreta en la mano, recolectando historias de conocidos o de aquellos que se aventuraban a relatarles sus experiencias desenfrenadas. La imagen de la noche repleta de luces parpadeantes y ritmos frenéticos contrasta poderosamente con el eco de las voces que cuentan relatos de apostasía, de excesos que llevaron a consecuencias fatales. ¿No te parece un reflejo de nuestra propia juventud, en la que a menudo nos lanzamos al abismo de la diversión sin pensar en lo que podría acecharnos en la oscuridad?

Los personajes que pintan la historia

Uno de los rasgos distintivos de Fiesta es su capacidad para tejer un universo de personajes que parecen haber salido de una película de suspenso. Comenzamos con Antonio Escohotado, un filósofo que fue pionero en la investigación sobre el uso del MDMA. ¿Te imaginas a alguien probando una pastilla de éxtasis por primera vez en España y, al mismo tiempo, dejando una fortuna en reflexiones sobre la naturaleza de las drogas? Escohotado se convierte no solo en un explorador, sino en una figura representativa de un fenómeno que, al ser descubierto, cambiaría la forma en que entendemos la fiesta.

Otro nombre destacado es Ricardo Campoy, empresario del mundo nocturno, cuya historia se entrelaza con las luces y sombras del ambiente. En el documental Megamix Brutal, también realizado por Ávila, se retrata a Campoy de modo que nos hace cuestionar si existe un lado oscuro detrás de cada éxito deslumbrante. ¿Quién no ha sentido esa dualidad entre la apariencia y la realidad? Después de todo, cada fiesta tiene sus secretos que ocultar.

Sin embargo, Ávila se da cuenta de que, a menudo, las mujeres han sido relegadas a un papel secundario en esta narrativa; muchas eran camareras, mientras que los hombres dominaban las cabinas de DJ y las discotecas. Aquí es donde entra Begoña Pascual, un personaje que da voz a la experiencia femenina en un mundo en el que las mujeres eran invisibilizadas. Su trayectoria es un recordatorio de que, detrás del hedor del sudor y las luces brillantes, hay historias profundas y significativas que merecen ser contadas y reconocidas.

La construcción de una narrativa visual

Asier confiesa que su formación como guionista y montador juega un papel fundamental en cómo escribe. En Fiesta, utiliza una estructura casi cinematográfica: divide su relato en cuatro actos que representan el ciclo de una fiesta: el colocón, el viaje, el bajón y la resaca. ¿Recuerdas alguna de tus propias noches de fiesta? Ese primer trago lleno de optimismo, la euforia del baile, y luego, el inevitable bajón cuando las luces se apagan y la realidad te golpea. Esta representación es sin duda un viaje emocional que todos hemos experimentado, y Asier lo describe con tal claridad que nos sentimos sumergidos en su relato.

Lo interesante es que, a través de su voz, nos comparte no solo los momentos de alegría, sino también los horrores: la violencia, la prostitución, las muertes y las sobredosis. Pero lo hace con un balance; no deja que la oscuridad abrume la luz que también existe en el contexto de la fiesta. Al fin y al cabo, la fiesta no es solo un lugar de excesos, también es un refugio donde las personas se encuentran y disfrutan del presente sin pensar en el futuro.

La lucha entre la luz y la oscuridad

Uno de los desafíos más significativos que enfrenta Asier a la hora de contar esta historia es precisamente evitar caer en el sensacionalismo que suele prevalecer en narrativas similares. Podría haber sido sencillo dejarse llevar por los escándalos, por los nombres resonantes y las infames historias de crimen que han sacudido la escena nocturna. Pero Asier intenta crear un balance, resaltando cómo, a pesar de los horrores, la fiesta también ha sido un vehículo de liberación y conexión.

Esboza personajes que, a lo largo de la narración, viven transformaciones. Algunos caen, otros se levantan. Hay una especie de redención en los relatos de aquellos que se enfrentan a sus demonios internos y emergen renovados de sus experiencias. La vida, al igual que el mundo de la fiesta, puede ser un viaje lleno de altibajos. Pero la verdadera historia, la que queremos contar, es la que refleja la capacidad de las personas para encontrar sentido en medio del caos.

¿Quién no ha sentido la conexión única de compartir una risa, un abrazo o un baile con total desconocidos? Esa es la esencia que Ávila captura con maestría.

Reflexiones finales: entre lo vivencial y lo narrativo

En las páginas de Fiesta, Asier Ávila no solo narra la historia de la cultura de la fiesta en España; también nos invita a reflexionar sobre nuestras propias experiencias. Aquellos raves, discotecas y encuentros finales de la noche nos confrontan con la pregunta: ¿qué significa realmente vivir el momento? ¿Cómo podemos conectarnos con los demás sin perder nuestra esencia?

Al final del día, Fiesta es mucho más que un libro; es una exploración de la condición humana. Asier, desde su experiencia, nos recuerda que en la vida, al igual que en una noche de fiesta, estamos constantemente buscando equilibrio: entre el rayo de luz y la sombra, entre el desenfreno y la reflexión.

¿Y tú, qué historias traes desde esas noches de fiesta? Las que te hicieron cuestionar tus decisiones, o aquellas que recordarán con una sonrisa y un par de risas entre amigos. En el gran libro de la vida, siempre habrá espacio para un nuevo capítulo, y quizás, el siguiente pueda ser el que tú escribas.

Recuerda, terminar una fiesta puede ser tan inspirador como comenzarla. Después de todo, siempre volveremos a la pista de baile, aunque solo sea para cerrar un círculo y volver a empezar.


Así que, ¿estás listo para salir y descubrir tu propia fiesta? La vida es corta, y como dice la famosa frase, hay que aprovechar cada segundo. ¡Sal y vive para contarla!