En un mundo donde la música parece ser consumida en un parpadeo, donde un simple clic puede llevarnos a miles de canciones y videos de una variedad casi infinita, detenerse a apreciar un concierto en vivo se siente como una experiencia casi mágica. Como alguien que ha tenido la suerte de asistir a una buena cantidad de conciertos a lo largo de mi vida, tengo que decir que cada actuación tiene su propio encanto. Sin embargo, la experiencia más reciente a la que asistí, la presentación de Brand New Day, ha dejado una impresión duradera que quiero compartir contigo.

Un viaje musical de 16 años

Primero, permíteme llevarte de regreso un rato. Me acuerdo de mi primer concierto: tenía 15 años, un par de amigos y un gran entusiasmo. Recuerdo esa sensación de energía en el aire. Ahora bien, la banda que vi hace unos días no tiene 15 años, ¡sino 16! Si esto no es lo que se llama una evolución, no sé qué lo es. Helena Amado fue la que destacó esta verdad durante el concierto, subrayando lo que han logrado a lo largo de su carrera.

El núcleo del grupo está formado por tres talentosos cantantes. Pero, por supuesto, no están solos. Se han rodeado de un conjunto de instrumentistas que ya son parte integral de su familia musical. Al final del día, un espectáculo no es simplemente una serie de notas y versos; es una conversación, un diálogo entre el público y los músicos que, con cada acorde, nos invita a ser parte de su mundo.

Voces de ensueño

Hablemos de las voces. Oh, esas voces. Desde el primer instante en que empezaron a cantar, me transportaron a otra época. Si alguna vez te has encontrado atrapado en una canción que parece haber sido creada en otro tiempo, entonces sabes de lo que hablo. La complejidad y belleza de sus armonías, donde cada voz se entrelaza con otra, es algo casi hipnótico. Imagina esos teclados en los que simplemente pulsas una nota y, de repente, suena un acorde completo. Eso es exactamente lo que sentí al escucharlos.

Helena posee un rango vocal que la lleva a las alturas, empleando técnicas que añaden un sabor especial a las piezas que interpretan. Paula y Marcos, por su parte, optan por un sonido más natural, dándole al conjunto un equilibrio casi perfecto. Como si estuvieran conversando entre ellos en lugar de simplemente cantar.

Pero, siendo sinceros, la sonorización tuvo sus altibajos. Mientras que algunos instrumentos, como la guitarra, el teclado y los vientos, resonaban con claridad, el contrabajo a veces se perdía en un eco que lo hacía un poco confuso. A veces, incluso me encontré preguntando: «¿Soy yo o el contrabajo decidió tomarse una siesta?» Pero a pesar de estos pequeños tropiezos, el conjunto fue un deleite.

El misterio de la sonorización

Hablando de sonorización, aquí tengo que hacer una confesión. Siempre me ha fascinado cómo una simple mesa de sonido puede cambiar toda la experiencia de un concierto. Estoy convencido de que cualquier instrumento musical tiene su propia personalidad, al igual que los músicos que los tocan. Así que cuando la batería de Carlos Cabra sonó en el momento adecuado, simplemente me quedé maravillado. Es un fenómeno. Su cuidado y elegancia se destacaron en cada golpe que daba. Sin duda, un verdadero maestro.

Y si alguna vez has tenido la oportunidad de escuchar un recital acústico, sabes exactamente de lo que estoy hablando. Algo tan simple como un violín o una voz cantando sin amplificación puede transportarte a un mundo completamente diferente. Así que, cuando el grupo decidió ofrecer una interpretación acústica de ‘Diciendo adiós’, sentí que habíamos sido testigos de algo genuinamente especial. Era como si la magia hubiera vuelto a la sala.

Humor y música: una combinación arriesgada

Lo que me lleva a otro punto interesante sobre el formato de sus espectáculos. Entre canción y canción, Paula y Helena hacen un trabajo notable al conectar con el público. Paula, con su forma agradable y distendida de presentar las canciones, complementada por el humor irreverente de Helena, crea un ambiente relajado y ameno. Pero debo ser honesto aquí. Durante algunos momentos, el humor de Helena sentía como si estuviera intentando hacer reír a un perro con un chiste que no entendía. ¿O soy solo yo?

Algunos chistes caían en el aire como un globo desinflado, y me encontré cuestionando si deberían haber seguido con más música en lugar de comedia. Pero, a pesar de mi incertidumbre, tengo que respetar su valentía. Hacer reír no es un arte fácil, especialmente cuando la música que presentan es tan intensa y emotiva.

Canciones que dieron en el clavo

Al hablar de canciones, no puedo omitir algunas de las que realmente resonaron en mis oídos. ‘Carantoñas’ se destacó con un ritmo que fue una deliciosa sorpresa en comparación con lo que había escuchado en el disco. Y luego está ‘I See A Sunshine When It Rains’, donde Marcos tuvo su momento para brillar con su voz. Si esto no es lo que llaman un verdadero protagonismo, no sé qué lo es.

Entonces, ¿hay algo más atractivo que ver a una banda en su elemento? En cierto modo, ver a estos artistas en el escenario es como asistir a una película que está viva. Las sorpresas, la evolución de las canciones y los momentos de improvisación solo añaden más magia al espectáculo.

El papel de la música en tiempos de crisis

A medida que avanza el espectáculo, no podemos ignorar el contexto en el que se producen estas vibraciones, sobre todo en una época en la que el mundo enfrenta sus propios retos. La llamada Gran Depresión llevó a muchos a buscar consuelo en la música. La vitalidad de esta banda agrega un aire de optimismo, una ración necesaria de positividad en medio de tantas incertidumbres.

Los ritmos animados y tonalidades alegres de sus canciones realmente parecen brindar esa luz que tanto extrañamos. Puedes ver cómo el público responde a cada nota, cómo se involucran con la música, como si estuvieran diciendo: “Sí, esto es lo que necesitamos».

La experiencia en el Teatro

Uno de los puntos altos de la noche fue la asistencia del público. El Teatro estaba prácticamente lleno. La mezcla de viejos seguidores y nuevos oyentes creó una atmósfera increíblemente vibrante. A veces, te preguntas: «¿Eso soy yo sonriendo en medio de la multitud?» Al final del día, no se trata solo de lo que escuchamos; se trata de cómo lo vivimos.

A lo largo de la noche, esos rostros, esas risas y, sí, esas caras de asombro al escuchar esas notas elevadas, son las que hicieron la velada aún más especial. Es la clase de conexión que solo un concierto en vivo puede proporcionar, y yo, orgullosamente, conté entre ellos.

Reflexiones finales

En resumen, si bien la sonorización podría haber sido un poco irregular y los chistes de Helena a veces podrían haber desentonado, la esencia de Brand New Day es innegable. Su música, su pasión y su dedicación a la interpretación hacen que valga la pena asistir a cualquier concierto.

Así que te pregunto, lector, ¿cuándo fue la última vez que te dejaste llevar por la música en vivo? Tal vez es hora de descolgar esa entrada y dejar que la música te transporte a otra dimensión. Al fin y al cabo, la vida es corta, ¡así que disfrutémosla al máximo, en especial con buenas melodías y un toque de humor!