Si has llegado hasta aquí, es porque tienes al menos un ligero interés en la música barroca, ¿verdad? O tal vez solo te topaste con este artículo mientras buscabas recetas de muffin de arándano. Sea como sea, ¡bienvenido! Hoy nos embarcaremos en un viaje sonoro que nos llevará por las obras monumentales de grandes compositores como Haendel y Vivaldi. Te prometo que no será un paseo aburrido; al contrario, escribiendo esto siento que me estoy convirtiendo en un arrobado melómano que no puede esperar a compartir sus anécdotas sobre esta extraordinaria época musical.
La sonata op. 5 no. 4 de Haendel: una experiencia sin red
Comencemos con la Sonata Op. 5 No. 4 en Sol mayor para cuerdas y continuo de Haendel. Como soy un ferviente amante de la música, puedo decirte que cada vez que escucho esta sonata, me siento como un astronauta surcando el espacio de la sonoridad pura y la¡ creatividad. Esta obra, un compendio de genialidad, fue publicada en Londres y recoge la herencia de Corelli. Es, de alguna manera, como ese papel que escribiste en la escuela sobre tu héroe, donde mezclabas hechos ciertos con sueños de grandeza.
Esta sonata tiene algo de morbo, ya que no hay red de seguridad. Cada músico que participa tiene la responsabilidad de no desafinar; un poco como intentar equilibrar una cuchara en la nariz mientras haces malabares con tres pelotas. Si uno se equivoca, todo el espectáculo se vendría abajo. Pero cuando lo hacen bien, es un verdadero fuego artificial musical, donde cada nota parece danzar en el aire y empujar a los oyentes hacia una experiencia emocional única.
Aurora Peña: una voz cautivadora
Ahora, pasemos a la voz de Aurora Peña, famosa por su interpretación de una de las arias más impactantes de la ópera de Haendel, Giulio Cesare in Egitto. La aria en cuestión, «Da tempeste il legno infranto», es una muestra perfecta de su magnífica técnica vocal, y como espectador, puedo responder a la pregunta, ¿no es emocionante escuchar a alguien que puede convertir la emoción en sonido?
Peña nos ofrece un festín auditivo con notas agudas y coloraturas que parecen fluir con una naturalidad asombrosa. Confieso que en uno de los conciertos en los que la escuché, tuve que detenerme unas cuantas veces para contener la respiración—y también la lágrima. Su interpretación de «Ah mio core» de Alcina nos hizo sentir todo un espectro de emociones: tristeza, ira, y al final, un deseo profundo de entender la complejidad del amor.
Al principio de esta obra, lo que destaca es su lirismo inmenso y la fuerza expresiva. Y aquí, un momento de confesión personal: siempre que escucho a un contratenor, me encuentro preguntándome, «¿Cómo es posible que esa voz tan poderosa salga de alguien?» Es como si un pequeño ser fondant de chocolate estuviera escondido en mi alma y, de repente, se sintiera liberado al escuchar estas notas.
Un giro a la tradición española con José de Nebra
La música clásica europea es rica y variada, pero a menudo nos olvidamos de darle un poco más de luz a las joyas locales. La obra de José de Nebra, «Gozaba el pecho mío», nos recuerda que, aunque el barroco proviene de un contexto principalmente europeo, nuestra propia tradición musical española tiene mucho que ofrecer.
Cuando escuchamos esta pieza, especialmente los pasajes más cantables, es imposible no notar cómo conectan emocionalmente. ¿Alguna vez has sentido que una canción habla específicamente de ti? Esa es la clase de vibra que Nebra logra transmitir en este tema. Es como si tu abuela, mientras te acaricia el cabello, comenzara a cantar en un tono que te hiciera sentir seguro, a pesar de que el mundo exterior esté lleno de estrés.
Los desafíos de interpretación: alma oprimida
En la conocida aria «Alma Opressa» de La fida ninfa, las exigencias son máximas. ¿Alguna vez has intentado seguir una coreografía difícil mientras hablas con tu amigo? Esa sensación de querer hacerlo perfecto mientras luchas contra el sudor y la ansiedad es bastante similar a lo que siente un intérprete cuando aborda piezas de esta complejidad. Aurora Peña, en este sentido, es como un guerrero del sonido, manejando riesgos con maestría.
El hecho de que ella logre sostener notas agudas durante períodos prolongados es digno de admiración. Aquí, sinceramente, no puedo evitar pensar en mis propias peripecias en la escuela secundaria, cuando un día decidí participar en una obra de teatro. Hice un intento desastroso de mantener una voz firme y clara mientras balbuceaba mi línea. Sí, definitivamente no fue un «Alma Opressa».
La serenidad de Porpora y el brillante virtuosismo de Broschi
Hablemos de la belleza del «Adagio sostenuto» de la Sinfonia da camera à 3, op.2 nº3 de Porpora. Es impresionante cómo unas simples cuerdas pueden tejer una atmósfera de biodiversidad emocional. Es como si en ese momento el tiempo se detuviera, y todos los ruidos del mundo se desvanecieran mientras uno se sumergía en un océano de calma.
A continuación, llegamos a «Son qual nave ch’agitata» de Riccardo Broschi. Aunque solo al mencionar a Farinelli—el famoso castrato al que esta pieza rinde homenaje—ya tendríamos la atención de cualquier amante de la música. La interpretación actual que escuché de esta pieza me transportó a otro tiempo y lugar, puro virtuosismo que eliminaría cualquier duda sobre la grandeza de la música barroca.
El arte del director: Ignacio Ramal
Ahora, no podemos dejar de lado la labor del director Ignacio Ramal. Imagínate por un momento ser un director de orquesta, rodeado de músicos excepcionales y teniendo que mantener todo en perfecta sintonía. No es tarea fácil. Necesitas una mezcla de carisma, entusiasmo y un poco de locura organizada para que todo funcione. Así es como Ramal se presenta en sus actuaciones: tal vez con un toque de psicodelia, pero siempre manteniendo a todos en la misma sintonía.
Observé cómo, durante una actuación, él logra que todo el grupo toque como un solo organismo. Es un verdadero trabajo en equipo, donde cada uno de los músicos se siente parte de un todo más grande. Y déjame ser honesto: a veces, me pregunto cómo se siente estar en su lugar, lidiando con egos, talentos y la presión de la actuación. ¿Te imaginas? Sería como tratar de organizar una cena con tu familia y asegurarte de que todos, desde el tío que habla demasiado hasta la abuela sorda, estén felices.
Reflexionando sobre la experiencia musical
Al final del día, cada concierto es una historia en sí misma, llena de matices que se entrelazan en la memoria de quienes las experimentan. La música barroca tiene esta capacidad especial de transportarnos, de conectarnos con una historia sin necesidad de palabras.
Podemos reír, llorar, y sentir nostalgia por tiempos que no hemos vivido, todo gracias a las melodías que perduran. Porque, como dice una famosa cita: “La música es el arte de pensar con sonidos”, y esta Orquesta Barroca de Sevilla, bajo la dirección de Ignacio Ramal, ha logrado pensar en la clave adecuada para todos nosotros.
Si no has tenido la oportunidad de escuchar estas obras en vivo, te animo a que lo hagas. Nunca sabes cuándo una nota puede tocar tu corazón de una manera que cambiará tu vida para siempre.
Así que, la próxima vez que escuches una obra barroca, recuerda que, detrás de cada nota, hay una historia. Y créeme, ¡hay pocas cosas tan emocionantes como perderse en esas historias sonoras!