Cuando pensamos en la gastronomía saludable, es probable que nos vengan a la mente imágenes de hojas de lechuga mezcladas de forma poco inspirada en un plato desganado. Pero, amigos, déjenme contarles sobre Greta Salad Bar, un lugar que está rompiendo esos estereotipos y en el que la ensalada no es solo un acompañamiento, sino el verdadero protagonista. La historia de este negocio que ha cautivado a la capital española es la demostración de que, a veces, las mejores ideas surgen en los momentos más inesperados. Así que, tomemos una copa (de vino, si quieren) y adentrémonos en la travesía de Lorena Rodríguez Sodupe e Imanol Sainz, dos mexicanos que han sabido transformar sus sueños en una realidad crujiente y colorida.
¿Cómo comenzó todo?
Era enero de 2020, un mes que para muchos de nosotros probablemente sea sinónimo del frío y la pereza que trae consigo. Pero para Lorena e Imanol, fue el inicio de algo mucho más emocionante. Se conocieron en una cata de vinos a través de una amiga en común (¡gracias, amiga!), y aunque al principio solo intercambiaron miradas curiosas, lo que seguiría no lo podría haber imaginado ni el más valiente de los aventureros.
Sin embargo, el universo tenía otros planes. No pasó mucho tiempo para que el mundo se detuviera debido a la pandemia. En lugar de dejarse vencer, ellos decidieron esconderse del virus y, mejor aún, esconderse uno del otro (o no). Después de meses de confinamiento y un par de batallas épicas por el control del sofá, Lorena e Imanol se convirtieron en pareja y, posteriormente, en socios de un negocio. Sí, ya saben lo que se dice: si puedes sobrevivir a una pandemia juntos, puedes sobrevivir a cualquier cosa.
Un cambio de rumbo hacia la gastronomía
Siempre he pensado que hay momentos decisivos en la vida que nos llevan a un nuevo camino, como un giro inesperado en una película de Hollywood. Lorena, quien había llegado a Madrid para estudiar, y Imanol, con experiencia en un fondo de inversiones, se dieron cuenta de que el mundo de la gastronomía saludable ofrecía un nicho aún no explorado en esta bulliciosa ciudad.
«Desde hace un tiempo hay más cultura de verse bien y cuidarse», explica Imanol. Y, evidentemente, muy poca oferta local de comida que sea tanto saludable como deliciosa. Así que decidieron lanzarse a la aventura. ¿Puede alguien imaginar lo que se siente dejar atrás la seguridad de un trabajo estable para abocarse a la incertidumbre de un nuevo negocio? Yo, desde luego, prefiero el sofá y un buen libro, pero ellos lo hicieron y lo hicieron bien.
Lorena nos cuenta que no sabían nada de cómo iniciar un negocio; tenían más preguntas que respuestas. Pero, como se dice popularmente, «de la necesidad nace la inventiva». Así que, con un empuje inigualable, comenzaron a investigar. Y les digo, mi gente, su primer reto fue tan simple como delicioso: encontrar la receta perfecta de ensalada. Supongo que a muchos de nosotros nos cuesta decidir entre un smoothie y una cerveza, pero ellos iban por algo más complejo.
La caza de proveedores y las primeras pruebas
Como todo buen emprendimiento, el comienzo fue un absoluto caos. «No teníamos ni idea de proveedores», reconoce Imanol, con la sinceridad que solo se puede adquirir en el proceso de aprendizaje. Decidieron encontrar a alguien que les ayudara en la cocina. Probablemente se imaginan las entrevistas… «¿Tú puedes hacer una vinagreta que despierte mis sentidos?» Y después de muchas pruebas, encontraron a Quique, su primer chef, quien llegó a su pequeño apartamento a hacer experimentos culinarios. Quique no es solo un nombre; es un héroe anónimo en la historia de Greta, el primer paso hacia el éxito sabroso que pronto cultivarían.
Pero, ¡ah!, eso fue solo un segmento de su aventura. Luego comenzaron a buscar proveedores. Y permítanme decirles que no es un proceso fácil. Muchos no respondían llamadas, otros les colgaban, y algunos parecían tener una diplomacia digna de un embajador. Pero, como bien dice Imanol, «costó conquistarlos».
El primer local: un salto al vacío
Después de varios meses desgastantes, llegó el momento de abrir su primer local en Madrid, en una calle llamada Fortuny. ¿Quién lo iba a imaginar? Un local que, según los vecinos, no tenía mucho paso de gente. Pero si algo sabemos al observar a Imanol y Lorena es que tienen un espíritu aventurero. Al fin y al cabo, la vida está hecha para jugársela. Ese fue el espíritu que los llevó a este local a pesar de los vaticinios de algunos. Y, claro, se creó el mito de que si no arriesgas, no ganas.
Finalmente, con un concepto definido y un menú ajustado, abrieron las puertas de Greta Salad Bar.
Primeros éxitos y nuevas aperturas
Afortunadamente, los resultados llegaron rápido. A pesar de las dudas iniciales, el concepto de Greta Salad Bar resonó tanto con estudiantes como con oficinistas (o, como yo diría, gente que quiere una comida rica y no tiene tiempo). Los clientes comenzaron a llegar, y más importante aún, comenzaron a volver.
Una ensalada de Greta no es cualquier ensalada. Está elaborada con ingredientes frescos, y muchas de sus vinagretas son caseras. ¿Se imaginan aquellas combinaciones explosivas de sabor? Yo tampoco podía creer que podría amar tanto una ensalada hasta que probé una en su local. Recuerdo haber hecho (literalmente) lo que David Copperfield hace con el pañuelo desaparecer, pero en mi caso fue una ensalada que desapareció en un abrir y cerrar de ojos. ¡Era mágica!
Con el éxito en sus manos, Lorena e Imanol decidieron poner en marcha una nueva apertura en el barrio de Salesas. Este fue un verdadero hito que apenas un mes después ya estaba generando beneficios. ¡Vaya manera de hacer las cosas! Y no se detuvieron ahí. En octubre de 2023, los valientes se aventuraron en el Barrio de Salamanca. ¿Por qué conformarse con menos? Y, por si esto fuera poco, parece que el amor también estaba en el aire, ya que se están preparando para organizar su boda. ¡Pueden ver cómo todo encaja a la perfección!
El secreto de una buena ensalada
Hablemos brevemente de lo bueno que es comer sano, ¡que esto no es solo para influencers de Instagram! La facilidad y la rica oferta que ofrecen en Greta Salad Bar son algo digno de mencionar. Cada uno de sus locales tiene su propia cocina, pero siempre se aseguran de que las vinagretas sean consistentes en todos los menús. Eso es trabajo en equipo y compromiso.
Lorena prefiere la vinagreta de anacardos, mientras que Imanol se decanta por la de cilantro y jalapeño. Y, por cierto, si están pensando que «sí, claro, eso suena interesante, pero me arriesgaré a morir del picante», les aseguro que la versión de Imanol tiene un toque perfecto de picoteo sin ser un reto de cocina de la Tía Rosa.
¿Qué nos espera en el futuro?
Con un cuarto local al acecho, Lorena e Imanol están listos para continuar su aventura. Después de experimentar todo lo que han vivido, han aprendido a no tener miedo de asumir riesgos. “Nos tiramos a la piscina y que sea lo que Dios quiera”, dice Lorena con una sonrisa que, honestamente, no se me ha olvidado desde que la escuché.
A veces, la vida se siente como un buffet de ensaladas. Hay una variedad infinita de opciones que se nos presentan, y al final solo tenemos que decidir lo que más nos gusta. Algunos, como Lorena e Imanol, eligen los ingredientes que dan forma a su propio destino y crean algo verdaderamente delicioso. En esta historia, el amor, la ambición y un enfoque audaz se fusionan para construir algo extraordinario.
Así que, amigos, la próxima vez que se encuentren con una ensalada, piensen en Greta Salad Bar y su emocionante viaje. Tal vez no todo sea perfecto, pero a veces, con un poco de amor y muchas ganas, una ensalada puede ser mucho más que una simple ensalada.
Reflexiones finales
A veces, la vida nos empuja a situaciones que crean un espacio perfecto para el crecimiento, el aprendizaje y, sobre todo, la creatividad. ¿Qué historia nos contará Greta Salad Bar en los próximos años? Es un misterio que solo el tiempo podrá resolver.
Entonces, dejemos que sus ensaladas sigan brillando y que su historia inspire a todos los que tienen un sueño por cumplir. Después de todo, ¿quién sabe? Tal vez la próxima gran idea esté a un paso de distancia: solo necesitamos un plato lleno de pasión, una pizca de audacia y, por supuesto, la compañía perfecta para disfrutar de cada bocado.
Así que, queridos lectores, ¿están listos para su propia aventura en el mundo del sabor saludable? ¡Nunca es demasiado tarde para comenzar!